La nada bienvenida.
Intentar pensar en el futuro y simplemente no ver nada, ni claro, ni obscuro, ni gris. Toda tu vida anticipando, haciendo planes, visualizando el mañana para que un día, de pronto, todo se borre y no seas capaz de ver un mínimo resquicio de lo que pudo haber sido o de lo que podría ser, nada, simplemente vacío, que no abismo; una sensación peculiar que alegra mis días porque quita esa pesada losa que implica un futuro, como dice un gran amigo, CARPE DIEM.